miércoles, 2 de junio de 2010

El río enseña que todo vuelve

Magnificado o menospreciado, con una persona o distintas, arrugado o renovado, como un bucle infinito determinado, todo vuelve.

Y es así que duermo con la mano de mi sobrino agarrada a la mía en las tardes de siesta para que pueda conciliar el sueño, que sienta un pedazo de carne caliente cerca de sí y dejar de refunfuñar, al igual que yo hace años sentía la necesidad de agarrar la mano de mi madre haciéndole pasar noches frías e incómodas.

Todo vuelve.

Han vuelto las ganas de ir a los bosques para vivir a conciencia, desocuparse de lo banal e irreal. Regresaron las noches donde la obscuridad y el silencio no son más que eso.

Vuelve el calor con sus días eternos, el entusiasmo con nuevos planes viajeros, los mosquitos con su hambre de dulzura, el olor a cloro con los ojos rojos, las noches de ronda y el sudor por la espalda.

¿Volvemos?

2 comentarios:

Unknown dijo...

venga, volvamos! :)

peregrinomangurrino dijo...

Yo precisamente he vuelto a los "ojos rojos" en el folk clok, y también a las noches de ronda.... lo del sudor en la espalda todavía no, pero no lo descarto pronto... abraxos