domingo, 1 de marzo de 2009

Navidades londinenses


Cinco personas no cualquiera, sino de Almendralejo, tuvieron el coraje de volar hacia tierras inhóspitas ajenas al frío que iban a pasar (dentro y fuera de sus casas). Mi impresión al verlos fue... ¡Qué hacen estos del pueblo aquí! pero cuando sentí sus abrazos y ese "deje" tan peculiar diciéndome al oído... "¿Qué haces Pit? te echamos de menos cabrón..." me sentí la persona más importante del mundo. Y allí nos imagináis, de camino a los alojamientos, hablando de que las calles son como en las películas y que no nos acordábamos ni papa del inglés.

Después de desayunar (ya sabéis alubias con tostadas y esas cosas...) y a duras penas ser entendidos por una camarera que a la postre resultó ser muy viva, empezó la semana más extenuante que he vivido. Andar y ver y frío y reir... y andar y ver y frío y reir... cuando "n" tiende a infinito, y qué decir de las interminables colas. En resumidas cuentas esa fue la semana, ¡ah! y que no se me olvide lo de dormir como mucho 5 horas. Pero vayamos al meollo, a las pequeñas cosas y comentarios que hacen de un viaje normal algo memorable como por ejemplo la espectacular 5 de la tarde en en la sala de los relojes del Museo Nacional Británico... menudo (des-) concierto de relojes todos puntuales y puestos en hora (que no a la misma), si mi ironía no se ha notado... sólo 2 de los veintitantos relojes que había en esa sala estaban puestos en hora y lo que se suponía iba a ser algo digno del MUSEO NACIONAL BRITÁNICO quedó en unas risas (sí de los de Almendralejo). No se me puede olvidar el Gran Monumento que había en este museo dando publicidad a Babilonia (figissima). O la vez que uno intentó abrir la verja del Palacio de Buckingham con la llave de su casa, o la vez que un@ "chic@" muy voluptuos@ le entró por el ojo a uno de mis compañeros en Café de Paris (discoteca), o la vez que le dijo una chica de color (ésta sí era mujer...) a unos de mis compis que dejara de ver el escaparate y comprara de una vez (en el sentido figurado pero no literalmente...) en la misma discoteca, o la vez que en busca de una pizzería recorrimos toooooooooooodo Notting Hill incluido Portobello (después de seguir las instrucciones de un inglés dadas a un español sin idea de qué es right ni left), o la vez que también tras mucho andar nos encontramos con el bar más antiguo de Londres cerrado (Ye Olde Chesire Cheese), o la vez que entramos en el Lillywhites y todo era tan barato que alguno no se decidió qué comprar, o la vez que uno acostumbrado a tanta opulencia dijo que el Harrods no era para tanto, o la vez que tras ir a la Fabric y a la Pacha y encontrárnoslas cerradas acabamos en el paraiso carnal. Aparte de esto eché en falta a gente que estaba sufriendo las consecuencias del riguroso frío inglés. También tendría algunas perlitas para el hideputa que nos alquiló una habitación... pero no se merece ni estas palabras.

¿Las uvas en Trafalgar Square? ¿y por qué no? Sólo se necesitaban uvas y unos litros de calimocho para regar la entrada del Año Nuevo ¡ah! perdón perdón y un reloj al fondo de una calle que no recuerdo muy bien su nombre.... el gran Ben o algo así. Que la estación de metro de Westminster estuviera cerrada ya daba una idea de que algo gordo pasaba, impresionante... todo todo todo estaba plagado de gente, miraras por donde miraras gente y más gente y ¿dónde fuimos a parar? pues cómo no al lado de gente de Antequera, Barcelona y Galicia, mis primeras navidades fuera de España pero rodeado de españoles. Decir que la alegría española sobresalía de entre todas (paradójico si se mira que estábamos en el sitio donde se conmemora la mayor derrota española de la historia). El resto de la noche fue echarnos fotos con los policías, ver cómo los policías cogían a los malos, ver cómo los policías separaban a la gente de una pelea, ver cómo los policías atendían a gente muy tomada, hacernos socios de un casino y finalmente acabar el en Cheers de Picadilly.

Antes de toda esta marabunta y ajetreo pasé las Navidades más memorables que creo jamás tendré. La familia inglesa con la que vivo se portó, me invitó a la cena de Navidad y al Boxing Day haciéndome sentir como uno más.

Aunque estemos ya metidos en el año pienso sobre el 2008 y todas las cosas que saco son positivas, tuve una sobrina preciosa, me enamoré, saqué la carrera, saqué la escuela de idiomas en inglés, me dieron la beca que toda la vida deseé, conocí a gente que merece la pena y sobre todo a los que considero mis amigos los sigo sintiendo a mi lado. Alguna vez leí que un buen acicate para conseguir lo que uno se propone es decirlo a la gente (de esta manera el sentimiento de "culpa" es mayor si no se cumple lo propuesto) y mis propósitos son dos: ser bueno con la guitarra y ser bueno en mi trabajo.

La canción de estas Navidades fue sin duda Hallelujah de Jeff Buckley pero le debo esta a alguien , por cierto me parece muy injusto que yo os cuente cosas y vosotros a mí no... con un "Hola, estoy bien..." me basta.

Besos y abrazos gota a gota